Del club Berlín al clic consciente: lo que “Berghain” de Rosalía nos enseña sobre UX ética
Cuando Rosalía lanza algo nuevo, el mundo digital se detiene a observar. El pasado 27 de octubre, la artista catalana estrenó “Berghain”, su primer single de la nueva era LUX. El título hace referencia al mítico club berlinés, símbolo de los límites entre lo luminoso y lo oscuro, lo íntimo y lo público, lo real y lo digital.
Y aunque pueda parecer que una canción poco tiene que ver con el diseño web, “Berghain” ofrece una metáfora perfecta sobre hacia dónde debe avanzar el diseño de experiencias digitales: del exceso y la manipulación, hacia la autenticidad, la transparencia y la conexión consciente.
De la manipulación sensorial al equilibrio
En el videoclip y en la producción de “Berghain”, Rosalía mezcla géneros, idiomas y estéticas en un cóctel que recuerda a la saturación de estímulos del entorno digital actual: pantallas, notificaciones, colores, reclamos, pop-ups… Todo busca captar nuestra atención, igual que un club busca mantenernos dentro.
Esa búsqueda de estímulo constante tiene su equivalente en el diseño web: los dark patterns —esos trucos visuales y de interacción pensados para empujar al usuario a hacer algo que no desea del todo.
Aceptar cookies “sin querer”, suscribirse a una newsletter por error o sentirse presionado por un temporizador falso son ejemplos del “lado Berghain” del diseño: la seducción que, en realidad, manipula.
La nueva era del diseño: UX ética y transparencia
La Digital Services Act europea ya marca un límite claro: los patrones oscuros son ilegales. Pero más allá de la ley, el cambio cultural en el diseño UX/UI está en camino.
Así como Rosalía abandona el reguetón masivo para explorar nuevos lenguajes y emociones, los diseñadores también están aprendiendo a decir más con menos. La nueva era del diseño digital no se mide solo en clics o conversiones, sino en confianza.
Diseñar una experiencia ética es:
- Mostrar información con claridad.
- Permitir decisiones libres y reversibles.
- Usar el poder de la psicología (behavioural design) para ayudar, no manipular.
- Medir el éxito no por cuánto tiempo retienes al usuario, sino por cómo se siente después de interactuar contigo.
“Berghain” como metáfora del UX moderno
En “Berghain”, Rosalía canta sobre perderse para encontrarse: “Entre luces estroboscópicas, encontré claridad”.
El diseño UX está en ese mismo punto: reconocer su pasado de excesos —interfaces recargadas, dark patterns, métricas de vanidad— para transformarse en algo más humano.
Donde antes se buscaba retención, ahora se busca relevancia.
Donde antes se priorizaba la estética, ahora se prioriza la accesibilidad.
Y donde antes el usuario era un número, ahora es una persona con contexto y emociones.
Lo que Rosalía nos recuerda (sin saberlo)
Rosalía no solo está reinventando su música: está recordándonos que el arte y el diseño comparten propósito. Ambos moldean experiencias. Ambos pueden inspirar o manipular.
Y en ambos casos, el poder está en cómo se usa la emoción:
- Un buen diseño UX puede conmover y guiar.
- Un mal diseño UX puede confundir y explotar.
El reto está en encontrar ese punto de equilibrio entre impacto y respeto, entre ritmo y silencio, entre conversión y conexión.
Conclusión: la pista de baile del diseño
Quizá por eso “Berghain” sea un nombre tan simbólico: es el espacio donde las luces parpadean, donde lo prohibido se mezcla con lo creativo, donde cada decisión tiene una consecuencia.
El diseño digital vive su propio “club Berlín”: un lugar lleno de posibilidades, pero también de tentaciones.
Salir del lado oscuro —de los dark patterns— no es aburrirse, sino bailar con conciencia.
Porque, como Rosalía, el diseño también puede ser arte… siempre que recuerde quién está al otro lado de la pantalla.